Tras la Virgen del Carmen a remo
El pasado marte se vivió un día de la Virgen del Carmen atípico en Barbate, ya que antes del desembarco de la Virgen en el puerto no hubo fuegos artificiales. En la calle hemos escuchado a vecinos que lo lamentan y a otros que lo celebran. Quienes lo celebran consideran que la ruidosa pirotecnia supone un trastorno para muchos niños y para los animales; quienes lo lamentan, que perdemos tradiciones y que esta trae más alegría que pena.
Sea como fuere, Miguel Galindo y su ayudante pretendieron embarcarse para acompañar la procesión. Al no conseguirlo, Miguel se acordó de su bote de remos, que habitualmente utiliza su hermano Juan para pescar en el puerto. Y ahí está Juan dándole indicaciones a Miguel para desatracar el bote, que era el auxiliar del barco que Miguel tiene en su casa, el Hoffnung. Y ahí el ayudante, que inicialmente no se atreve a subirse al bote.
Finalmente ambos emprenden travesía en esa cáscara de nuez. El esfuerzo a la ida no les valió para acercarse a la Virgen, pero a la vuelta se situaron convenientemente para verla y para que el tropel de barcos acompañantes no los hicieran zozobrar.
El fracaso inicial en conseguir plaza en una nave, durante la travesía se tornó en guasa y solidaridad, que hizo que a Miguel y a Jesús no les faltara de comer, de beber e incluso de fumar.
Así vivieron este ratito de alegría y tradición en pos de la Virgen del Carmen.