“Aspectos del Feminismo”

“Aspectos del feminismo

«De ellas» (1)

Filosófico-social.— Al tratar este tema aunque no lo haga con apreciaciones genuinamente mías, pues he leído mucho sobre él y he tenido la fortuna de escuchar a bastantes publicistas que han disertado en sus conferencias con esta tendencia, expondré mi concepto particular, aquel que la experiencia o el estudio hizo tomar cuerpo en el arsenal de mis afirmaciones íntimas. 

Comencemos pues: La mujer ha sido considerada en todos los tiempos inferior al hombre, como algo nacido para distracción del «sexo fuerte» y con la única misión de cooperar a la continuación de la especie.

Grecia, a pesar de su mito religioso, en el que aparecía la fábula de las Amazonas, lo que hizo fue reconocer la soberanía de su belleza, pero no reivindicar sus derechos. País. de artistas, filósofos y poetas, no podía dejar pasar desapercibida la existencia de la mujer en la historia de sus creaciones; y al admirar la perfección de las formas femeninas y la elegante majestad de sus movimientos, los escultores cincelaron en mármoles su belleza para reproducir a las diosas del rito helénico, y los poetas cantaron su euritmia en inspirados versos y dieron a sus musas la envoltura carnal de las bellas que admiraban.

Desde entonces, la mujer —su figura en mármoles y metales preciosos— llenó el Partenón y las plazas de Atenas, y hasta en los frisos de los palacios viéronse reproducidas algunas hetairas, por la única razón de ser muy bellas.

Luego de esta época y a pesar de la continuada significación que la mujer ha tenido, en la historia de todos los países, ha sido puesta al margen de todas las cuestiones sociales y técnicas; se le ha estimado como algo exquisito e imprescindible a la sociedad, como un factor poderosísimo para estimular la vida, pero se le ha negado una participación equitativa en los problemas generales; es más, se le ha considerado inapta para afrontar la vida de por sí sola, para cultivar una ciencia y hasta para encontrar un medio remunerador y honrado, con el cual atender a sus necesidades.

Gracias a que ella con su energía va probando su valor y haciendo constar que su pretendida inferioridad no ha sido más que el mito de los cobardes, de aquellos que vieron un peligro en la nivelación moral de los sexos.

Tengamos en cuenta que las mismas circunstancias orgánicas contribuyen al nacimiento de uno y otro sexo; que ambos están dotados de raciocinio y que llegada la hora de la nubilidad se complementan. Ninguno de los dos puede usurpar las funciones del otro. Fijándonos en que somos iguales ante la Naturaleza, nos daremos cuenta de que debemos serlo en la Sociedad.

Humano.— Si estudiamos el asunto en términos generales, hemos de reconocer que aún le queda mucho que evolucionar. Procuraré demostrarlo.

Por encima de todas las legislaciones está la conciencia popular y a pesar de que hoy goza la mujer de las mismas libertades que el hombre ante la ley, en la vida práctica se halla coartada por los prejuicios de su pasado y por no darse a señalar rebasando los límites de las costumbres del pueblo que la vio nacer, vive esclava de una moral que impide la conquista de sus derechos.

La mujer; que es nuestra madre, nuestra hermana y nuestra novia, que nutre de cariño nuestra infancia, de consuelo nuestra juventud y de amores nuestra edad viril, es acreedora a que la consideremos nuestra igual y a que le prodiguemos toda nuestra ayuda.

Una de las cosas más precisas para ellas es que estudien, que vayan creándose una noción exacta de las cosas, que conozcan la poesía y las artes para que cuando tengan hijos de quienes han de ser los primeros maestros, sepan encauzar sus inclinaciones y desviarlos de equivocadas tendencias que más tarde puedan ser su desventura.

Deben cultivar su espíritu para que sus hijos al alejarse del hogar paterno para crear otro o para forjarse una nueva vida, lleven unidos al recuerdo amado de aquellas horas de ternura que pasaron para siempre, la admiración por la mujer que fue su madre y que supo siempre decirle la verdad a través de los más delicados consejos.

Este recuerdo nada más, bastaría para que al seguir el ejemplo se superaran las generaciones y el feminismo quintaesenciare su valor y acreditara su razón de ser en la historia de nuestras pequeñas luchas.

J. Rodríguez Aragón

Barbate, Julio 25

(1) «De ellas», es la frase que pronunció el director de este periódico para darme la ruta de mi colaboración, frase que he recogido para ofrecer su contenido, cual un buqué, a ellas.”

El director referido es José Miranda de Sardi. Con la firma de J. Rodríguez Aragón y fechado en julio de 1925, apareció este artículo en el número 2 de El Heraldo de Barbate, fechado el 20 de agosto de 1925. Trabajo nuestro ha sido la recuperación del texto, la corrección de errores, la actualización de la ortografía y mejoras en la sintaxis.

Miranda de Sardi escribe en su periódico con diferentes pseudónimos, como tendremos ocasión de ver. En este caso, y por ahora, preferimos no formar un juicio sobre la autoría de este artículo.

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