Barbate, Barbate, Barbate

Barbate, Barbate, Barbate, así recuerdo un estribillo relacionado con algo de nuestro pueblo. Y entre eso, que hoy me levanto en plan un poco “nacionalista” barbateño, comparto con vosotros lo que intuyo que será una larga “parrafada”, que seguirá el “guión” de las publicaciones que desde “El rincón del Lapo” traslado a esta página, y que tiene como denominador común hablar de cosas de nuestro pueblo, y es que un servidor cree firmemente en aquello, de que para saber dónde estamos y adónde vamos, es importante saber de “dónde venimos”. Y así de manera “liviana” y sin mucha “profundidad”, por lo visto venimos de una Baesippo romana. La fundación del Barbate más reciente se le atribuye (no sé con qué grado de verosimilitud o leyenda) a Pablo Malia “el maltés”, y de nuestro pasado más reciente ya hemos hablado en escritos anteriores.

Y en esas, un 11 de marzo de 1938, nos convertimos en municipio independiente, y como diría el “cursi”, desde entonces somos, o deberíamos ser, al menos, “dueños de nuestro propio destino”. Y este pasado más reciente de la historia de nuestro pueblo, que un servidor ha vivido desde un lugar “privilegiado”, la verdad es que da para mucho, y para que durante este tiempo hayan pasado muchas y variadas historias cotidianas que, como siempre os digo, para mí son las más importantes.

Un hecho, no sé si diferencial o no con otras localidades, que puede tener su relación con el carácter marinero de Barbate, es que en este periodo último de nuestra historia, llevamos más tiempo del debido intentando, posiblemente, “encontrarnos” a nosotros mismo como pueblo. Y en mi modesta opinión, aquí desde hace muchiiiísimos años, posiblemente influenciados en parte por esa manera de ser que imprime a sus gentes los pueblos de mar, nos ha faltado “previsión, estudio y análisis” de las cosas, y utilizando un poco una expresión muy barbateña, hemos ido un poco “al salir”.

Un ejemplo de esta manera de actuar (sobre todo de quienes tienen o han tenido el “poder”, ya sea el político o el económico) es que en un pueblo como el nuestro que desde hace décadas “aspira” a ser una “potencia” turística, vimos como nuestro Paseo Marítimo se “colmató” de pisos, sin un solo hotel que “llevarnos a la boca”. Y también vimos como algunas pretendidas “reconversiones” pesqueras que nos vendieron, sirvieron de bastante poco, o más bien de nada.

En fin, que como conclusión a esta larga reflexión, pienso que en algún momento, ya que como dice el dicho “nunca es tarde si la dicha es buena”, sería bueno (valga la redundancia) que como el título de aquella película nos preguntáramos como pueblo, y si es posible lo más alejado posible de fanatismos, palmeros o defensores de unos o de otros: ¿QUO VADIS BARBATE?, o para que todos nos entendamos “qué queremos ser de mayores”, porque a la chita callando, tenemos ya 85 años, lo que quiere decir que ya no somos un niño.

Lo último, ya de verdad, si alguien termina el escrito, se admiten, como no podía ser de otra manera, todas las críticas habidas y por haber, pero por favor, abstenerse “iluminados y salvadores”; abstenerse buscadores de “pócimas milagrosas”; abstenerse “vendedores de diversificaciones”; y, por último, abstenerse quien se acerque a este escrito con el ánimo de “ajustar cuentas” con nada ni con nadie. Salud.

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