Por aquí no están entrando

En la tarde de ayer de nuevo se avistó una narcolancha, esta venía desde Zahara a Barbate. Si las embarcaciones causantes de la masacre del pasado viernes se dijo en su momento que estaban en nuestro puerto resguardándose del temporal, esta última desmiente ese sentido.

Por muy indiscriminados que sean los narcos, saben que no son impunes, como demuestran las 8 detenciones que ya se han producido; y saben que su mejor aliada es la noche. Y a esta es a la que están invocando al mostrarse con tanto descaro a plena luz del día, la oscuridad sobre otros posibles movimientos de mayor importancia que deben estar realizando por la costa de Barbate o por lugares más distantes.

Quemar un bosque distante, por ejemplo, es una buena estrategia para desviar la atención de los cuerpos y fuerzas de seguridad del punto de entrada de la mercancía por el río. Exponer a unas cuantos peones a plena luz del día, por ejemplo, es otra buena estrategia para desviar la atención de la Guardia Civil. La desgracia, que a esos peones del viernes en Barbate que ya sabían que les esperaba la cárcel, se les calentó la sangre y no les importó que su condena (y tal vez su recompensa) sea mayor.

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