Sobre la deuda, “hay que razonar”
Hace unos días publicamos un artículo de plena actualidad, firmado por José de Quevedo en Heraldo de Barbate el día 5 de enero de 1926. El título, “Sobre la independencia”; el subtítulo, “Hay que razonar”. Hoy no solo es una lección a los gobernantes de la nación y a los independentistas, que pretenden romper con España sin detallar previamente cómo sería esa supuesta ruptura, qué responsabilidades adquiriría cada parte y qué derechos y qué bienes y qué deudas; sino que también es una lección para nosotros mismos, los barbateños.
En primer lugar, observemos que la justa reclamación de la independencia de Vejer de José de Quevedo se realiza en 1926, y ya entonces era vieja, y que no se consumó hasta 12 años después. El sentimiento y el razonamiento era el mismo; las personalidades influyentes, no.
Miguel Molina y Ana Moreno (AxSí y PP, partidos que conforman el gobierno municipal) han lanzado una justa demanda para Barbate (411 millones de euros de deuda histórica del Estado con nosotros por la servidumbre militar de El Retín) sin contar con nadie más. Primer punto. Otros partidos tienen voz en el Ayuntamiento y no la han tenido en la redacción y en el seguimiento de este plan de singularidad. Para más inri, ni siquiera ha sido redactado por barbateños. Ni los muchos cargos de confianza ni nadie en el gobierno ni nadie en Barbate, al parecer, lo podía hacer.
Y segundo punto, y más importante, pongámonos en el caso de que nos cae el gordo. Sea mañana, sea en 2029 o sea en 2038, y, por pedir, sea en un bonito y festivo local 11 de marzo con todos en la calle: carnaval, flamenco, competiciones deportivas, cucaña, regata de botes… y barras populares en el paseo marítimo. ¿Estamos preparados por si nos cae el gordo? No. Porque junto a ese plan de singularidad que reclama 411 millones de euros no se ha acordado con el resto de partidos políticos, agentes sociales, colectivos, grupos vecinales y vecinos en general cómo se invertiría desde el primer euro hasta el último. No se ha acordado cuáles son las prioridades, no se ha detallado cuál sería el orden de las inversiones y gastos, no se ha discutido y fijado en qué plazos y en qué cantidades se usaría ni qué parte.
Así que, si nos cae el gordo, qué. ¿Dispondrá de él Miguel Molina, Ana Moreno, Javier Rodríguez o quien entonces esté, como le venga en gana? Esto es un disparate. Y más con la continua demostración de nuestros alcaldes de que son unos manirrotos o que simplemente no saben gestionar nuestros dineros, eso dice que tengamos una deuda municipal de 96 millones de euros (según fuentes municipales). Así que, si vamos en serio, hay que demostrarlo. En esto no puede haber partidismos ni intereses particulares. En esto debe haber un sentir y una razón. Y debe fijarse el programa que debe marcar las actuaciones barbateñas no ya entonces, sino desde ahora, de común acuerdo. No nos podemos fiar a las intenciones de ninguno de nuestros alcaldes que están acostumbrados a gobernar sin dar explicaciones, por no decir arbitraria o interesadamente.
¿Seremos capaces los barbateños de trazar este plan? ¿Tenemos voluntad? ¿Se lo dejaremos a su capricho al que le toque o necesitaremos de nuevo la ayuda o la tutela de empresas de fuera de la localidad e interventores?
Terminemos como empezamos, leamos a José de Quevedo: “y piensen los que lo crean largo o de difícil ejecución, que si les falta voluntad para llevarlo a término solo prueban su incapacidad para gobernarse solos y, por tanto, [ser] muy merecedores no ya a la caballerosa tutela de hoy, sino a las sangrantes cortaduras que sobre sus espaldas trazara el látigo de un negrero”.