7 de mayo: la Oliva

Bueno, nos acercamos al 7 de mayo, que en un tiempo pasado, fue un día de “fiesta grande” en nuestro pueblo.

Ese día, era día de romería y de echar un día de comida en el campo, y allí íbamos los barbateños, cargados con nuestras fiambreras metálicas, ya que entonces no había “tapers”. Esas comidas “camperas”, los mayores las acompañaban de lechugas de la Oliva, y como postre naranjas, también de la Oliva; y los niños, si el tiempo acompañaba, a probar los primeros helados, ya fueran de Matías, el Malagueño o García. Cuando empezaba a caer la tarde tras la procesión de la Virgen, vuelta a Barbate con aquellas interminables filas de paisanos andando por los márgenes de la carretera, ya que entonces el coche era un artículo de “lujo” más bien escaso, por lo que, o se cogía el “coche de la hora”, que ese día hacía servicios “extraordinarios”, o caminata hasta Barbate.

Es curioso, pero la verdad es que en esa relación un poco compleja que históricamente han tenido Barbate y Vejer, la devoción a la Virgen de la Oliva ha sido algo que los ha unido por encima de “dimes y diretes”. Lo cierto es que esa relación “compleja” es algo común entre localidades que compartieron “destino”, hasta que en un momento determinado uno de esos municipios se independiza. Y en el caso de Barbate y Vejer, o de Vejer y Barbate, así ha sido también.

Nos separaba el modo de vida de uno y otro pueblo; uno miraba al mar, y el otro lo hacía al campo. Nos separaba, pese a la cercanía entre uno y otro pueblo, el carácter más serio de uno y el más abierto de otro. Nos separaban una serie de cuestiones que, yo creo que con eso de la “globalización” a pequeña escala, y sobre todo la mezcolanza entre jóvenes de uno y otro pueblo, fueron quedando por el camino; e incluso hoy, el diferente modo de vida dependiente de la tierra o el mar se ha ido diluyendo, y ambos pueblos parecen unir sus miradas en una misma dirección, aspirando a tener en el turismo el principal motor de sus economías.

Un apunte histórico que puede “dimensionar” la importancia del tema de la Virgen de la Oliva para ambas poblaciones, es que me contaron hace mucho tiempo que, por lo visto, la segregación estuvo a punto de “descarrilar” precisamente porque en un primer momento la ermita quedó dentro del término municipal de Barbate, lo que fue posteriormente corregido. Y sea cierto o no ese hecho, sí es curioso observar el “bocado” algo irregular que tienen los límites del término municipal de Barbate en la zona de la Oliva.

Me imagino que todos los de mi generación, o al menos una inmensa mayoría, tendrán una foto como la que acompaña el escrito, donde aparece un servidor en actitud de estar un poco ausente. Actitud que se sigue manteniendo hasta hoy “mismito”. Del resto de los que están en la foto, mi querida y guapa tía Paca, hermana de mi madre, que murió muy joven; mi hermana Micaela, y junto a ella, una jovencita que, por las facciones, debe ser de la familia del marido de mi tía Paca. Los niños que están en sus brazos, me imagino que serán algunos de mis primos.

En fin, que en estos tiempos, donde parece que se superaron “dimes y diretes”, felicidades a barbateños y vejeriegos por ese 7 de mayo que en otro tiempo unía a los dos pueblos en torno a la ermita de la Virgen de la Oliva. Salud.

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