El centinela de nuestro río
La verdad es que siempre que paseo por la zona del Río Barbate y veo el edificio de la “lonja vieja”, asemejo la imagen de ese edificio a la de un “centinela” privilegiado que divisa la vida que transita por sus aguas. Hoy ha perdido parte del protagonismo que tuvo en el pasado más reciente de nuestro pueblo, donde esa lonja, junto con las instalaciones almadraberas del entonces “poderoso” Consorcio Nacional Almadrabero, eran el “núcleo central” sobre el que pivotaba la economía de nuestro pueblo.
La estructura del edificio, que por lo visto tiene alguna mención arquitectónica, afortunadamente pudo mantenerse con actuaciones de alguna Escuela Taller, junto con otras actuaciones públicas, de las que desgraciadamente hoy se ven muy pocas.
Hoy la zona, que AJOLÁ algún día recupere su importancia para nuestro pueblo, “languidece” un poco, a la espera (Dios, o quien sea lo quiera) de alguna intervención que le haga volver a ser un referente para la economía de nuestro pueblo, ya sea a través de alguna actuación turística, que si se produce debería ser “respetuosa” con la zona, o con la recuperación de ese río para actividades de ocio, esparcimiento y disfrute para barbateños y visitantes.
En otro orden de cosas, un “paseíto” por el río puede ser en parte una “lección de historia” sobre nuestro pueblo, ya que por allí encontramos los “restos” (nunca mejor dicho) de antiguas embarcaciones de la, en otro tiempo, importante flota pesquera de nuestro pueblo. En este aspecto, un día, un amigo que suele publicar fotos relacionadas con temas marineros de nuestro pueblo, me daba la alegría de publicar una foto de uno de aquellos “restos”, que por lo visto correspondían al María Rosa, embarcación de la que mi padre fue motorista durante muchos años, y en la que dijo adiós a su larga vida de marinero, hace ya muchos años; concretamente en 1959.
En fin, que ese río que da nombre a nuestro pueblo, o nuestro pueblo a él (la verdad es que desconozco aquí cual fue el “orden de los factores”), espero que algún día no muy lejano vuelva a ser “fuente de vida” para Barbate, bajo la atenta mirada de ese “centinela” que desde hace ya más de 80 años vigila y sigue sus pasos desde ese aspecto de “barco varado” que le dio el arquitecto que lo diseñó, y que, cosas de la vida, hoy es fuente de recuerdos y vivencias cuando paseamos por la zona, y vemos esos “restos” de barcos varados que nos recuerdan (en mi caso al María Rosa) y a tantos y tantos barcos, donde nuestros padres y abuelos dejaron parte de su salud, y algunos desgraciadamente la vida. Salud.