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“Zapal”, la cruz

“Para mis amigos, todo; para los demás, la ley”. Según mi compañero de barras en Lavapiés, el músico madrileño Arturo Ballesteros Aguirrre (aquí su canal de YouTube), esa expresión es muy común en Brasil, país que conoce profundamente por las frecuentes visitas a la familia de su esposa y por su esposa misma. Es una reformulación más amable de esta otra: “para los amigos, todo; para los enemigos, la ley”, que según algunos es cosa de Benito Juárez y según otros no se sabe de quién. Sea en la versión frentista de amigos y enemigos o en la simplemente partidista de amigos y los demás, la venimos mascullando desde el pleno ordinario de este mes de septiembre del Ayuntamiento de Barbate, cuando al justificar la introducción de una nueva tasa municipal por el uso de instalaciones y enseres públicos, tanto la concejala de Cultura, Ana Valencia, como el alcalde, Miguel Molina, afirmaron que esta tasa no afectaría a las actividades cuya organización contase con el Ayuntamiento. Es decir, que si yo tengo un libro que presentar y la concejala de Cultura se quiere hacer una foto conmigo, acudo a su departamento y organizamos la presentación en una instalación municipal, con la presencia de la concejala en la mesa (que no sabrá de qué va el libro) y sin coste alguno para mí por la reserva del espacio y el uso de mesas y sillas. Por contra, si la concejala no quiere una foto conmigo, tengo que alquilar el espacio y los útiles; librándome, eso sí, de su presencia en la mesa. En este último caso, además, está por ver que se me alquilara el espacio y se me diera (como enemigo o como uno de los demás, según quieran verme) el beneficio de la ley. (En mi caso particular, cuando en diciembre de 2023 presenté “Deriva” en La Lonja Vieja, Ana Valencia incluso me entregó las llaves para poder hacerlo en sábado. No me conocía; hoy, a saber si tengo posibilidades de alquilar el espacio.)

Perdón por la referencia personal, es solo un ejemplo. Otro ejemplo: Ana Moreno, no nos responde a una cuestión muy clara. ¿Esta nueva tasa se aplica al convenio que ella misma ha promocionado entre el Ayuntamiento y Sergio Román para la cesión de instalaciones de La Lonja Vieja a la supuesta asociación sin ánimo de lucro La Aurora Teatro?

“Para los amigos, todo; para los demás, la ley”, que dicen en Brasil, aunque en Barbate es discutible lo segundo. Pues sobre esto venían versando nuestras reflexiones hasta el estreno de “Zapal, la memoria de una fotografía”, el descaro con el que se beneficiaría a unos y se perjudicaría a otros. Porque si realmente se quieren poner las instalaciones y enseres municipales al servicio de todos, a la par que se aprobó la nueva tasa se habría señalado una ventanilla a la que acudir a informarse de la disponibilidad de muebles e inmuebles y sus precios, así como para reservarlos. Esta información debería ser accesible y pública en todo momento para todos.

La segunda cuita que nos provocaba desazón, era el estado en que se prestarían las instalaciones y útiles, y esto lo pudimos comprobar de primera mano unos cuantos de miles de barbateños en el estreno del documental de Artacho y Tirado. Ningún aseo en el que aliviarse y sillas apiladas por las que había que competir y llenas de mierda.

Por eso, señor Molina, no se puede cobrar, como no se debería cobrar por el uso de las deficientes instalaciones del Polideportivo Municipal.

Volviendo al estreno del viernes 20, ¿cuál fue el papel del Ayuntamiento? En los créditos de la película se reconoce el patrocinio de la Mancomunidad de La Janda y de Diputación de Cádiz, Barbate no patrocinó. A la exhibición se accedió gratis y el Ayuntamiento no puso ni un duro para reconocer el trabajo de los creadores. Esa entrada libre es mérito de los artistas y de las administraciones que los han apoyado, y la primera interesada, el Ayuntamiento de Barbate, no está entre ellas. El Ayuntamiento de Barbate ha cedido gratuitamente una instalación de todos, sí, pero ni se ha preocupado de colocar unos aseos portátiles ni de cuidar la visibilidad de la proyección desde todos los puntos ni de la limpieza de las sillas que cada asistente debía recoger, colocar y limpiar por sí mismo. Eso sí, nuestros representantes se reservaron para sí los mejores lugares, y no fue una fila ni dos, porque ellos no van solos sino que van con sus familias. “Para mis amigos, todo”. Tal vez no os preocupe, pero a mí me indigna.

Y más indignante aún es ¿cómo es posible que el Ayuntamiento no tenga ni siquiera 2 mil o 3 mil euros para gratificar un trabajo tan significativo para Barbate y para los barbateños? Otros trabajos culturales mucho menos significativos que este sí que los pagan, ¿será porque los hacen sus amigos? Los barbateños también especulan conque están pagando con dinero de todos el silencio de algunos enemigos.