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Un nuevo desastre

Fotografía tomada por Adán Fernández Arcos

Al mediodía de ayer, Adán Fernández Arcos difundió en redes sociales la anterior imagen, un pino caído desde el Parque Infanta Elena a la calle Pablo Neruda. La nueva desgracia que, afortunada y milagrosamente, esta vez tampoco ocasionó una tragedia, fue resultado de una concatenación de chapuzas que aún siguen. Según testigos oculares, con esa cuerda que se observa abrazando el tronco del árbol, los operarios pretendían contener la caída mientras lo talaban. Pero, por qué.

El día 11 de enero nos hicimos eco en esta web de un serio problema, una plaga de Tomicus destruens, un insecto que perfora los troncos de los árboles y provoca su muerte, y que afectaba al pinar de Medina Sidonia y a otros. Esta plaga finalmente ha llegado a Barbate afectando a abietáceas del Parque Infanta Elena. Según recogimos en aquel artículo, la tala y la aplicación de insecticidas son los medios más eficaces para detener su desarrollo. Y una advertencia más, la leña resultante no es aprovechable, pues está infectada por el insecto y puede atraer a otros ejemplares y agudizar el problema por lo que conviene retirarla de inmediato.

En el día de ayer Ayuntamiento de Barbate decidió proceder a la tala, como corresponde, pero el resultado fue el desastre que se observa en la fotografía, y otro que os mostramos en el vídeo continuación. Ni siquiera se retiraron los restos de la conífera caída, sino que se extendieron por el parque. Y aún queda por talar. Imágenes tomadas ayer por la tarde, 16:30 horas.

Según los barbateños en sus comentarios a la publicación de Adán Fernández Arcos, ya hace semanas que se observa la plaga; en el Parque Infanta Elena y, más alarmante, en el pinar de La Breña y Marismas del Barbate, en el Parque Natural. El propio Adán Fernández y otros hablan de cientos de pinos afectados y ya abatidos. Si no hay capacidad para responder con rapidez y eficacia a la desgracia en pleno pueblo, qué podemos esperar del tratamiento de la plaga en el Parque Natural. Ojalá que no, que estemos pecando de alarmistas e inconscientes. Pero los 6 meses que han trascurrido desde que supimos la calamidad que estaban viviendo los pinos en La Janda, deberían haber dado de sí para que en Barbate se hubiera fumigado, que es el remedio principal.