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¿Y si la clave, o una de ellas, está en el Zapal?

Bueno, seguimos con asuntos de nuestro pueblo, y hoy comparto, con todos aquellos a quienes pueda interesar, una teoría posiblemente algo extraña y estrafalaria sobre cosas que pasaron en el pasado, algunas que pasan en el presente, y, quién sabe, sobre otras que puedan pasar en el futuro.

Y después de este raro “circunloquio”, comienzo lo que puede ser un “extraño” escrito, tomando como base un magnífico artículo, de un buen y eficiente empleado de nuestro Ayuntamiento, que hablaba de la demolición del Zapal al cumplirse 50 años de aquel hecho.

Bien, lo primero que debería resultar extraño es cómo esa parcela del Zapal, 50 años después de la demolición de las chabolas, permanece siendo un solar “vacío y yermo”, que pese a encontrase en pleno centro de nuestro pueblo, ha resistido todos los “boom” inmobiliarios que ha habido en nuestro País en las últimas décadas, y que, dicho sea de paso, han sido unos cuantos. En dicha zona, solo se ha desarrollado una parcela municipal, en la que en el año 1992 se construyeron un centenar de viviendas públicas, por el entonces Patronato de Viviendas de la Diputación Provincial. Dicha construcción se erige, entre “altiva y presuntuosa”, como diciendo, que ha sido el único suelo desarrollado; eso sí, por una iniciativa “pública”, que hizo posible que unas decenas de barbateños accedieran a una vivienda pública; que, por cierto, fueron también las últimas que se construyeron en Barbate. Como diría aquel…”manda h…” que haga 30 años que no se construye una vivienda pública en Barbate. Pero bueno, mientras tengamos fiesta, qué más da, y es, que como dice aquella canción de la “reconvertida” Alaska, “ a quién le importa” eso de que se hagan “casas baratas” en nuestro pueblo.

Por tanto, la pregunta podría ser cómo ha podido suceder eso. Y aquí va la clave, o la teoría que comparto con vosotros. Posiblemente una de las respuestas es que, como pasó en los años 50 y 60 del pasado siglo, cuando unos pocos…..pero que muy pocos, se “repartieron” los terrenos de nuestro pueblo, con un descaro y falta de decoro propio de cualquier dictadura. Pues, el Zapal, posiblemente, siguió aquella pauta, y fue otra “partija” donde volvieron a repartirse el pastel los de “casi siempre”.

Y mientras tanto, nuestro pueblo a “verlas venir”. Y yo, que tantas veces hablo de esa “idiosincrasia” barbateña, pues llego a la conclusión de que algunas de esas cosas pasan también por esa particular “idiosincrasia”, que por un lado nos hace ser un pueblo generoso, abierto y solidario, pero por otro lado, en una parte menos “prosaica”, posiblemente somos también un pueblo despreocupado y desocupado de las cosas “públicas”, o de esas cosas que crean “cohesión social”, y es que, a lo mejor, seguimos arrastrando colectivamente, como pueblo, una cierta “desestructura social”, de la que por cierto tantos desaprensivos se aprovecharon en el pasado, se siguen aprovechando en el presente, y esperemos que no lo sigan haciendo en el futuro.

En fin, que en posteriores escritos, seguiremos hablando e incidiendo en esa particular “idiosincrasia” barbateña, que a mí me apasiona, y que podría servir para determinar, o encontrar la clave, o las “claves”, de muchas cosas que nos pasaron. Salud.