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Pseudónimos

El timorato adolescente Neftalí Reyes Basoalto tenía un padre que detestaba la poesía, por eso el crío comenzó a utilizar el pseudónimo de Pablo Neruda, por el que lo conocemos; el incansable intelectual Fernando Pessoa no cejó nunca de clarificar y clasificar las cosas en el mundo, incluyéndose a sí mismo, por eso se vio avocado a emplear diferentes heterónimos en sus publicaciones; Émilie de Châtelet, gran matemática en un mundo que negaba esta posibilidad a las mujeres, en 1734 se vistió de hombre para ser admitida en una reunión con otros grandes matemáticos del momento. En fin, son ejemplos de la gran cultura, y hay que venirse muy abajo para hablar de la proliferación de pseudónimos e identidades ocultas en las redes sociales.

Los medios de comunicación de masas (venidos a de masitas) se lamentan de que la facilidad que existe hoy para publicar y difundir una idea perjudica al rigor y a la información veraz, de los que ellos se erigen a sí mismos en máximos garantes. Nos podría dar la risa pero son más las ganas de llorar. Cuando Juanma Bonilla llegó al Gobierno de la Junta de Andalucía, el contrato de publicidad que la Junta tenía con EL PAÍS se lo concedió a ABC. Creo recordar que hablamos de 8 millones de euros al año, pero no nos importa equivocarnos porque la información la puede encontrar fácilmente el lector en internet. EL PAÍS decía que lo justo era que la pasta fuera para ellos, primer periódico de información general en difusión en España; ABC, que ellos son los primeros en Andalucía y era de justicia esa revisión. ¿A alguien le sorprende que la publicidad de la Junta con el PSOE sea para EL PAÍS y con el PP para ABC? Menuda independencia, rigor y veracidad, por no hablar de los contratos millonarios de los grandes medios con empresas privadas o su integración en otros grandes grupos empresariales o de intereses. Y más que habría que decir sobre la dejadez profesional, que los periódicos, por ejemplo, ya no tienen ni correctores y sus textos están plagados de faltas de ortografía y errores.

Pseudónimos y libertad de expresión. Lo que molesta a los grandes grupos de comunicación, a los políticos y a las grandes empresas es que la comunicación y la crítica se escapan a su control, que ni todos los comunicadores están vendidos ni todos los intereses pueden comprarlos. Que viva la libertad de expresión y que viva la facilidad de difusión. Lo que sucede es que esos comunicadores particulares muchas veces temen la repercusión y las consecuencias personales de su rebeldía, y se amparan, o lo intentan, en el anonimato.

Así que sí, en este aparente mundo de libertades hoy son muchos los que necesitan esconderse para expresarse en libertad. Publicar es exponerse y arriesgarse, y es un ejercicio de libertad e inconsciencia que no está al alcance de todos hacer en su propio nombre.

Luego pasa que cuando escribimos mucho sobre temas que nos tocan es fácil caer en el insulto y el menosprecio a otros. No es justificable. Cuando se firma es además perjudicial, porque daña nuestra imagen irreversiblemente ante otros, incluso ante nuestros compañeros, amigos, aliados, socios…; cuando no se firma hay más que decir.

Cuando hablamos de política, tendemos a pensar que esos exaltados que se expresan en redes sociales con perfiles falsos son solo opositores y descontentos e intereses personales o empresariales contrariados, y esto es falso. ¿No intervino Rusia en el proceso independentista catalán? ¿No ejercen los servicios de inteligencia nacionales un control pasivo y activo del contenido en las redes sociales? Pues sí, también ocurre a nivel local. La opinión pública importa, y hay políticos a quienes no les basta con comprar un medio de comunicación, sino que se interesan en crispar el lenguaje en las redes sociales para que se insulte mucho y se razone poco sobre su deficiente gestión; políticos que no responden a las críticas lealmente planteadas y contraatacan desde perfiles falsos calumniando a quienes los critican.

Comenzamos con tres ejemplos de la gran cultura, tres personalidades que para ir creciendo y desarrollándose en un ambiente hostil tuvieron que ampararse inicialmente en la ocultación de su identidad; y terminamos conque son quienes ostentan los poderes los que utilizan la ocultación para dañarnos y seguir controlándonos. En el medio, cabe todo. Cuidémonos los críticos de no caer en las provocaciones y en el insulto, sigamos razonando.