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Barbate del alma mía

Fotografía de Albert Ripoll Guspi

Bueno, retomamos escritos y asuntos de nuestro pueblo, sin ningún ánimo de “aleccionar” a nadie, en unos tiempos donde, en mi opinión al menos, sobran “aleccionadores” y falta gente con ganas de aprender y de escuchar.

Y la verdad es que nuestro pueblo es tan “grande” y debe tener un algo “especial” (aunque con esta afirmación es posible que me vuelva a salir una cierta vena de “chauvinismo” barbateño) cuando tanta gente “importante” se ha interesado por sus “cosas”, sus asuntos y sus historias. Y así, recuerdo cómo hace un par de años llegó a mis manos una publicación sobre un famoso escritor argentino que pasó por Barbate en 1935 y que, por lo visto, escribió tres magníficos artículos para un periódico, que se publicaron en su Argentina natal. Y lo cierto es que pese a que han pasado ni más ni menos que 89 años, algunas cosas de las que relataba, a los niños de los años 60 y 70 del pasado siglo, nos resultan familiares, por lo que podía parecer, que como en aquel "pueblo blanco" que cantara Serrat, durante unas décadas el tiempo se hubiera parado en nuestro pueblo. Y así se podía seguir manteniendo una cierta desestructura social, cuyos ramalazos llegan hasta nuestros días, y de la que tantos "aprovechados" se aprovecharon (valga la redundancia) en el pasado, y tristemente se siguen aprovechando en el presente. Otra cuestión que dejaba clara, era la diferencia de "clases" de entonces, y así en la descripción que hacía del casino que había en nuestro pueblo, donde las "clases pudientes" de la época pasaban sus ratos libres, escribía que contaba con piano y biblioteca, en contraste con las tabernas de vino de "pirriaque" donde los marineros y el pueblo "llano y liso" cantaban y contaban sus problemas y carencias, ya que entonces no sobraba nada, y por tanto, desde el punto de vista material, les faltaba casi todo.

Leyendo el artículo tenía la sensación como si algunas cosas de las que contaba, podía parecer, que siguen perviviendo en el subconsciente de algunas gentes; y sobre todo lo que llama la atención es cómo describía de una manera tan real y descarnada (que parecía que lo estabas viendo) las penosas condiciones en las que vivían aquellos marineros y sus familias.

En fin, amigos, un muy interesante artículo que nos permite conocer de "dónde venimos" y que, en teoría, solo en teoría, debería servirnos 89 años después para saber "adónde vamos ", cosa que (sinceramente, yo al menos), no tengo tan claro que sea así. Salud.